A veces las experiencias negativas permanecen sin digerirse adecuadamente, dejando un residuo emocional que acaba gobernando nuestra vida. En tal caso el sujeto queda atrapado en el trauma y, a menudo, requiere ayuda externa para ponerse nuevamente en marcha. Ahí es, donde entra en juego el
EMDR, nombre con el que se conoce –son las siglas en inglés de Eye Movement Desensitization and Reprocessing- a la terapia de Desensibilización y Reprocesamiento a través de los Movimientos Oculares. EMDR fue creada en 1987 siendo actualmente reconocida como la psicoterapia más efectiva para el tratamiento de los efectos del trauma por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana de Psiquiatría y por el National Institute por Health and Care Excellence de Inglaterra.
EMDR es un abordaje centrado en el paciente que permite que el terapeuta estimule los mecanismos de curación inherentes al propio sujeto. Pone en marcha un sistema de procesamiento de información del cerebro. El modelo
EMDR toma en cuenta los componentes fisiológicos de las dificultades emocionales. El método
EMDR enfoca directamente estas sensaciones físicas además de las creencias negativas y estados emocionales de los síntomas que perturban al paciente.
El terapeuta guía el proceso, tomando decisiones clínicas sobre la dirección que debe seguir la intervención. La meta es que el paciente procese la información sobre el incidente traumático, llevándolo a una “resolución adaptativa”. En las palabras de Francine Shapiro, esto significa: una reducción de los síntomas, - un cambio en las creencias y – la posibilidad de funcionar mejor en la vida cotidiana.
La Técnica
EMDR, está indicada para niños, adolescentes y adultos expuestos a algún tipo de malestar interior, como estrés postraumático, cambios de humor, tristeza, apatía, ansiedad, fobias, bloqueos, obsesiones, ataques de pánico, inquietud, preocupaciones, miedos, dolor crónico, angustia, miedo a hablar en público, duelo, autocontrol, depresión, adicciones…
EMDR es un enfoque integrador, en el proceso de intervención, el terapeuta trabaja con el paciente para identificar un problema específico que será el foco del tratamiento. El abordaje empleado en
EMDR se sustenta en tres puntos: 1- experiencias de vida temprana; 2- experiencias estresantes del presente y 3- pensamientos y comportamientos deseados para el futuro.
El tratamiento con
EMDR puede ser desde 3 sesiones para un trauma simple hasta más de un año para problemas complejos.